martes, 19 de febrero de 2008

Una charla con el Ing. Hector Cattena


Hace unos días me encontré con el Ing. Héctor Cattena, él posee una empresa de marketing para el sector y es un agudo observador de la realidad productiva Argentina.
Entre otros temas que estuvimos charlando me manifestó su preocupación por algo que él esta notando y que, según entiende, debería ser tema de debate entre chacareros.
Me explicitó el tema por arriba y luego me envió vía mail un escrito de su autoría que salió publicado en el periódico La Cooperación de ACA (Asociación de Cooperativas Argentina). (Nota al pie)
Esta claro que hay cambios en la estructura de producción argentina y esto esta ligado directamente a el valor de los commodities y mas puntualmente al precio de la soja.
A decir verdad el solo pensar que alguien puede cuestionar el alto precio del valor de la soja y los problemas que estos podrían acarrear al sector, ya es plausible de miradas de reojo por parte de los productores en todas sus escalas.
Ahora si estos precios están, de algún modo, desplazando a los pequeños y medianos productores de sus unidades productivas ya la mirada comienza a cambiar.
En plena pampa húmeda ya es común escuchar y sufrir en carne propia la pelea por valores en los alquileres de campos.
El chacarero desde siempre ha trabajado su propio campo y si le es posible y solo si su vecino se retira de la producción, también le trabaja el campo a este.
Pero desde hace unas 4 o 5 campañas han aparecido grupos de inversionistas que tientan a los productores con pagos de alquiler tan elevados que se le hace imposible competir con ellos a un chacarero o colono chico. De esta forma la concentración se esta acelerando de manera preocupante.
Los precios que pagan son buenos (esta campaña próxima 2008/9), es muy probable que se este pagando entre 22 y 24 qq/ha. Con lo cual un propietario de 100 hectáreas este recibiendo entre $ 2288 y 2496, (valor aprox. $239.200), una cifra impensada hace unos atrás y un valor muy difícil de obtener para un productor que tiene que pagar genética, tecnología, insumos, labores, seguro, trasporte e impuestos, entre otros gastos propios del cultivo. Con lo cual es más rentable alquilar que producir.
Cuando terminamos de charlar con Héctor solo estábamos pensando en qué y cómo hacer para instalar en el conocimiento de la sociedad esta problemática y a partir de allí debatir qué medidas se deberían tomar.
Coincidíamos en que alguien deberá realizar un seminario o algo por el estilo, yo seré quien este en primera línea, de lo contrario todos los pequeños y medianos productores estaremos en riesgo de desaparecer. Muy a pesar nuestro.


¿Qué estamos haciendo?

Si en algo nos destacamos los argentinos es la capacidad para realizar diagnósticos, solo basta con leer artículos en los mas importantes medios, o escuchar y o ver a especialistas de todos los temas, donde explican con claridad, diagnósticos de cualquier sector de la vida del país.

En lo que se refiere al ámbito del campo, también existen numerosos diagnósticos, con pequeñas o grandes variaciones sobre un mismo tema, pero no se traducen en propuestas o acciones concretas, acorde con el diagnostico enunciado.

Hay generalizadas coincidencias respecto a diversos puntos, como ser, en los últimos años, se ha incrementado el área dedicada a la agricultura, la producción ha aumentado significativamente, estando a las puertas de los 100 millones de toneladas, la incorporación de tecnología ha sido lo suficiente como para incrementar el rendimiento promedio por hectárea, etc.

Ahora bien, este aumento de la producción, que significa incrementos de los ingresos, sobre todos a los agricultores, como así también al fisco, viene causando modificaciones extremas y rápidas, no solo en términos de producción, sino también entre los mismos productores, es decir, esta causando estragos entre la población de productores agropecuarios del país, los cuales habitan en la mayoría de los pueblos del interior que hoy dan vida a las economías locales.

Es conocido que en los últimos años han dejando la actividad, un alto numero de productores, acorde al censo del 2002 el porcentaje es del 25 %, cifra que debería causar asombro y promover como respuesta, una rápida acción estratégica de los gobiernos y entidades representativas, Pregunto: ¿Qué estamos haciendo?

Los productores entendieron que una manera de sobrevivir era transformarse en contratista y ser parte de pequeños pooles locales de siembra, esto influyo rápida y positivamente en las economías locales.

Pero el incremento de la demanda y el valor de la soja, esta produciendo un fenómeno, el de los grandes pooles de siembra, que arrasa con tremenda fuerza y sin piedad, cortando cabezas de pequeños y medianos contratistas, estimulando a propietarios a alquilar sus campos, transformándolos en rentistas y actores pasivos, de lo que esta ocurriendo en las economías del interior.

Los locales no pueden competir por los alquileres que pagan estos grandes pooles, es que son negocios diferentes, mientras que los primeros buscan una renta al capital, los segundos necesitan márgenes de rentabilidad que le permitan vivir, cambiar sus herramientas, etc.

Estos grandes pooles, no viven en la zona, no compran los insumos en la región, no cargan combustibles en las estaciones de servicios locales, no pagan los impuestos en la municipalidad del pueblo, no utilizan mano de obra local.

Personalmente, no estoy ni a favor ni en contra de los pooles, pero pregunto, ¿Es esta la estructura de producción agropecuaria que más le conviene a la sociedad?

Los recaudadores de impuestos y los productivitas, pueden estar tranquilos, alguien va a producir, pero a costa de que desaparezcan pueblos que fueron el motor de desarrollo de la agricultura en el país, cuando digo desparezcan me refiero a los productores que quedaran afuera del sistema, ¿Que harán ellos y sus familias? ¿Qué harán los almacenes y los kioscos, las estaciones de servicios y las pequeñas tiendas? Pregunta: ¿No habrá que hacer algo? ¿No se podrá regular las actividades de los pooles, para que puedan convivir con los contratistas y productores?

¿Estamos haciendo algo?, se escuchan algunas voces, también conocemos de grupos que se están reuniendo para discutir estos temas, pero evidentemente no es suficiente.

Los gobiernos y las entidades representativas, las cooperativas, los profesionales, los productores, tienen la palabra.

Ing. Agr. Héctor Cattena

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