Gustavo Grobocopatel se acomodó en el balcón de su hotel, dejó la mente en blanco y la vista fija en el Pan de Azúcar. Fue el epílogo de dos semanas de intensas negociaciones en Río de Janeiro con el fondo de inversión brasileño Investimento em Participacoes (PCP), que acaba de aterrizar en la que es una de las principales empresas agropecuarias de la Argentina y una de las mayores productoras de soja.
El fondo desembolsó 100 millones de dólares para ingresar en Los Grobo en un porcentaje minoritario.
Esta historia comenzó hace unos meses, cuando los ejecutivos de PCP llamaron a la bonaerense Carlos Casares para proponerles que fueran a trabajar la tierra en Brasil. Este fondo, integrado por ex banqueros, es fuerte en inversiones inmobiliarias y a tono con la crisis de EE.UU. buscó nuevas alternativas.
Los Grobo, que entre Argentina y Uruguay, manejan casi 160.000 hectáreas se transforman así en un vehículo inversor para el negocio agropecuario en toda la región.
Justo, en momentos en que la soja, su cultivo estrella, está tocada por la varita mágica de cotizaciones que baten récord tras récord. Precisamente, el año pasado Gustavo Grobocopatel firmó un ambicioso contrato con Hugo Chávez para sembrar la oleaginosa en Venezuela.
Desde el dramático 2002, los brasileños lideran una ola de adquisiciones de compañías en la Argentina: ya llevan invertidos 8.000 millones de dólares. Y si bien dominan en varios sectores clave, hasta ahora no habían hecho pie en el campo.
Para algunos analistas, la elección del grupo Los Grobo era cantada. Este grupo, que nació como empresa familiar, profesionalizó la dirección el año pasado. Fue con la incorporación del ex Booz Allen & Hamilton, Alejandro Stengel y de Jorge Forteza de la Universidad de San Andrés, como director.
Los Grobo abarcan todas las puntas: desde que la semilla es plantada hasta que llega convertida en grano a la bodega del barco. Se trata de uno de los principales productores de soja, girasol y trigo que extendió sus intereses al ganado vacuno y a la producción avícola al ser uno de los fundadores de Avex en Río Cuarto. También participa de la avanzada tecnológica junto a Biosidus.
Los accionistas del fondo brasileño son los ex banqueros del Pactual, vendido el año pasado a la Unión de Bancos Suizos en 2.500 millones de dólares.
Con Los Grobo nace una nueva sociedad bajo las leyes del paraíso fiscal estadounidense de Delawere por un lado y de Cayman, por otro. Esa nueva firma, bautizada Los Grobo LLC, será dueña de Los Grobo. Gustavo Grobocopatel no quiso precisar cuál es el porcentaje que tendrá el fondo en la sociedad, pero aclaró que es "minoritario" y se apuró a indicar que la facturación del grupo se va a duplicar llegando a los 800 millones de dólares de facturación en la actual campaña.
Este ingeniero agrónomo y folklorista que se transformó en el símbolo de los nuevos métodos de producción en el campo, contó que la intención es llevar el modelo a Brasil. Consiste en una compleja red de productores asociados para explotar la tierra, liderar en acopio y en la producción de distintas carnes.
La tarea parece estar en el ADN de una familia de inmigrantes judíos que llegó a la Argentina en 1910, cuando el abuelo Bernardo comenzó a desempeñarse como contratista rural.
El fondo desembolsó 100 millones de dólares para ingresar en Los Grobo en un porcentaje minoritario.
Esta historia comenzó hace unos meses, cuando los ejecutivos de PCP llamaron a la bonaerense Carlos Casares para proponerles que fueran a trabajar la tierra en Brasil. Este fondo, integrado por ex banqueros, es fuerte en inversiones inmobiliarias y a tono con la crisis de EE.UU. buscó nuevas alternativas.
Los Grobo, que entre Argentina y Uruguay, manejan casi 160.000 hectáreas se transforman así en un vehículo inversor para el negocio agropecuario en toda la región.
Justo, en momentos en que la soja, su cultivo estrella, está tocada por la varita mágica de cotizaciones que baten récord tras récord. Precisamente, el año pasado Gustavo Grobocopatel firmó un ambicioso contrato con Hugo Chávez para sembrar la oleaginosa en Venezuela.
Desde el dramático 2002, los brasileños lideran una ola de adquisiciones de compañías en la Argentina: ya llevan invertidos 8.000 millones de dólares. Y si bien dominan en varios sectores clave, hasta ahora no habían hecho pie en el campo.
Para algunos analistas, la elección del grupo Los Grobo era cantada. Este grupo, que nació como empresa familiar, profesionalizó la dirección el año pasado. Fue con la incorporación del ex Booz Allen & Hamilton, Alejandro Stengel y de Jorge Forteza de la Universidad de San Andrés, como director.
Los Grobo abarcan todas las puntas: desde que la semilla es plantada hasta que llega convertida en grano a la bodega del barco. Se trata de uno de los principales productores de soja, girasol y trigo que extendió sus intereses al ganado vacuno y a la producción avícola al ser uno de los fundadores de Avex en Río Cuarto. También participa de la avanzada tecnológica junto a Biosidus.
Los accionistas del fondo brasileño son los ex banqueros del Pactual, vendido el año pasado a la Unión de Bancos Suizos en 2.500 millones de dólares.
Con Los Grobo nace una nueva sociedad bajo las leyes del paraíso fiscal estadounidense de Delawere por un lado y de Cayman, por otro. Esa nueva firma, bautizada Los Grobo LLC, será dueña de Los Grobo. Gustavo Grobocopatel no quiso precisar cuál es el porcentaje que tendrá el fondo en la sociedad, pero aclaró que es "minoritario" y se apuró a indicar que la facturación del grupo se va a duplicar llegando a los 800 millones de dólares de facturación en la actual campaña.
Este ingeniero agrónomo y folklorista que se transformó en el símbolo de los nuevos métodos de producción en el campo, contó que la intención es llevar el modelo a Brasil. Consiste en una compleja red de productores asociados para explotar la tierra, liderar en acopio y en la producción de distintas carnes.
La tarea parece estar en el ADN de una familia de inmigrantes judíos que llegó a la Argentina en 1910, cuando el abuelo Bernardo comenzó a desempeñarse como contratista rural.