viernes, 20 de marzo de 2009

ZAPALLITOS DULCES


Yo escuche de niño…

-Del niño que atravesó el océano con su pobre familia.
-Familia que se instaló en una tierra comprada por carta.
-Carta que señalaba un monte que les sirvió de cobijo hasta que construyeron la tapera.
-Tapera que fue testigo de muchas penas. Pero también de esperanza.
-Esperanza que fue la espada del trabajo de la tierra que me dejaron.
-Tierra que se fue expandiendo con trabajo duro “de sol a sol”, como decían.
-Tierra cárcel hasta que el camino les otorgara el permiso de circulación.
- Y al niño que siendo ya un hombre sufría insolaciones por su constante trabajo. Las mismas por las que también paso mi padre.
-Eran los gringos del campo o colonos, hoy llamados productores agropecuarios.

Yo vi de joven…

-A la tecnología darle la mano al gringo quien no disminuyo su trabajo. Trabajo que se incrementó ya que ahora se podía “hacer más”. Pero nunca menos.
-Al crucifijo milagroso que apuntaba al cielo y rosarios en mano para cortar granizadas, sequías y lluvias intensas que impedían cosechar frutos.
-A la ciencia que los posicionó en el camino de la sabiduría.
-Al campo que cambió expandiendo límites, técnicas y producción.
-Y a los míos continuar con la ilusión del porvenir.

Hoy siento…

-El enorme deseo de tomar esa espada de esperanza y construcción en nombre de aquel niño cuyos juguetes fueron zapallitos amargos atados con restos de sogas y que se transformaron en dulces por medio del amor que recibió de todos a quienes amó y por ver el fruto de su trabajo.
-¿Quién se atreve en estos tiempos a faltarle es respeto a estos hombres que contribuyeron a reorganizar los destinos de este país?.
-En el nombre de mi ABUELO y de mi PADRE que ya no están en este mundo, pero quedo yo, les digo: Si quieren tener un porvenir, váyanse a trabajar y dejen de criticar a la gente que por generaciones viene poniendo el lomo para el beneficio de sus familias y para que esta maravillosa ARGENTINA, sea el reflejo de los sueños de los que ya no están, pero que dejaron en nosotros las semillas del crecimiento.
-Por suerte, ese TRABAJO de generaciones nos dio beneficios como la 4 por 4 para enfrentar al carcelero del camino.
-Por la memoria de estos GRANDES TRABAJADORES le pido a DIOS que ilumine a los que nos atacan injustamente y que además son nuestros socios en ganancias, aunque no trabajen con nosotros, para que comprendan que a la gente y al del campo hay que dejarlo trabajar en libertad.
_A los que pretenden embarrarnos: El lodo no nos molesta, es de la tierra de nuestros abuelos.
ABUELO, PAPA, gracias porque yo tuve zapallitos dulces.

1 comentarios:

Antonella dijo...

que lindo relato ! encontre su blog de casualidad , pero ahora voy a visitarlo mas periodicamente .Me senti muy identificada y orgullosa con su nota ya que me recordo que todo lo que tengo se lo debo a esos gringos , mis bisabuelos .
Saludos
Antonella